A mis cincuenta y pico
Canciones que cuentan historias de vida, amor y noches inolvidables u olvidadas
INTRO Y MANIFIESTO EXISTENCIAL
El humor y la lucidez de quien ha aprendido a vivir sin urgencias. Una mirada irónica y tierna al paso del tiempo, donde envejecer no es rendirse, sino fermentar con estilo.
Un manifiesto vital sin filtros. Tres canciones donde la madurez se mira al espejo con sorna y ternura. Entre cicatrices y brindis, asoma el pulso de quien ya no finge: acepta el tiempo, abraza la caída y se permite seguir siendo libre, imperfecto… y todavía peligroso.
Una declaración de independencia emocional y moral. Rebelde, cruda, filosófica: el grito de quien prefiere arder por cuenta propia antes que dejarse apagar por los demás
La rendición más hermosa: la de quien, pese a los golpes, sigue creyendo en el amor, en la pasión y en el vértigo de sentir, aunque ya sepa el precio.
AMOR, DERROTA Y BRINDIS
Cuando amar y perder son la misma batalla. Una historia de amor que acaba en ruina, pero deja el sabor dulce de haberlo vivido con intensidad y sin arrepentimientos.
Un bloque donde el amor se desnuda de romanticismos y se enfrenta a su lado más humano: la pérdida, la nostalgia y la belleza de brindar incluso con las heridas abiertas. Son canciones que beben del desengaño, pero saben que hasta la derrota puede tener buen gusto.
Blues de humo y orgullo roto. Retrato del engaño y la ingenuidad del que ama más de lo que debe, y acaba brindando con la derrota como único consuelo.
Una búsqueda obsesiva y poética. María es deseo, espejismo y condena; una figura que simboliza lo inalcanzable, lo que nos consume mientras seguimos intentando alcanzarlo.
Dos mujeres, dos almas, dos extremos del amor. Entre la pasión que quema y la ternura que calma, el protagonista se pierde en su propio incendio emocional.
CRUDA VERDAD Y SÁTIRA
Una carcajada con guitarra y whisky en mano. Critica feroz a los moralistas de escaparate y a las verdades absolutas. Defiende la duda, la imperfección y la autenticidad de quien se equivoca sin disfraz.
Aquí el verso se afila y el humor se vuelve arma. Son canciones que no piden perdón: ironizan sobre la moral impostada, desmontan verdades oficiales y reivindican la libertad de hablar sin filtros. La lucidez es su bandera, y la incorrección, su forma de honestidad.
Rabia y verdad en crudo. Una bofetada al lenguaje edulcorado y a la hipocresía social. Es la voz del que no se calla aunque incomode, porque callar sería mentir.
Poema de bar y cenicero. Reflexión sobre la pureza y la suciedad del alma: sobre la belleza de estar manchado de vida y no arrepentirse del barro que te ha hecho humano.
NOCHES, BARES Y HUMO
El tiempo detenido en un bar. Retrato del músico errante que se mide en copas, canciones y kilómetros, mientras el blues se convierte en su única patria.
El refugio del alma cansada. En la barra, entre risas torcidas y vasos vacíos, se confiesan las derrotas, las nostalgias y los sueños que aún humean. Son canciones que huelen a madrugada, a tabaco y a redención líquida: donde el fracaso y la ternura beben del mismo vaso.
Brindis melancólico por los recuerdos que duelen y los olvidos que matan más despacio. Una canción que abraza la tristeza como si fuera una vieja amiga.
Versos de niebla y cristal empañado. La noche como territorio propio, donde la verdad se disuelve entre humo, mujeres imposibles y la fidelidad a la barra que escucha sin juzgar.
Celebración de los errores que acaban salvándonos. Un himno a la casualidad, a los amores encontrados por accidente y a las caídas que, sin querer, nos devuelven la vida.
DESEO OBSESIÓN Y FUGASIDAD
Relato de un flechazo fugaz y fatal. Esa mirada que atraviesa una noche y se queda a vivir en la memoria. Retrata la obsesión que nace del deseo imposible, del amor que nunca llegó a ser, pero no se olvida.
El deseo como condena, la obsesión como arte. En estas canciones el amor ya no es promesa, sino impulso, vértigo y pérdida. Historias de cuerpos que se buscan y se escapan, de pasiones efímeras que dejan marcas más profundas que el tiempo o la razón.
Crítica lúcida al amor en la era digital. Habla de la soledad en tiempos de conexión permanente, de la pérdida de lo real en medio del ruido perfecto. Un grito de humanidad entre pantallas que fingen sentir.
EL PASO DEL TIEMPO Y EL OLVIDO
Despedida sin dramatismos. Una reflexión serena sobre la memoria y el presente, sobre la necesidad de dejar ir para seguir respirando. Ironía, desgarro y un brindis final a la vida que queda
El cierre perfecto: un viaje hacia la aceptación del tiempo y sus estragos. Estas canciones respiran calma y melancolía, pero también dignidad. Hablan de aprender a soltar, de vivir sin anclas, y de cómo el olvido, a veces, no mata… sino que libera.
Homenaje al alma libre que no se ata ni al recuerdo. Retrato del espíritu errante que prefiere la intemperie a la comodidad, y del hombre que envejece fiel solo a sí mismo.
Un canto a los noctámbulos, los inconformes, los que se sienten más vivos cuando cae la luz. Poema de rebeldía y ternura para quienes no encajan, pero siguen bailando en la sombra.